Hola a todo el mundo,
lo cierto es que he desatendido el blog muchísimo. Pero este año ha sido duro y lo cierto es que ahora mismo soy la única administradora de esta página (por falta de interés de las otras)... Pero puedo comprometerme a reavivar el blog y a comentar sobre las películas que están haciendo sobre la trilogía si los que me seguís queréis seguir leyéndome.
También estoy dispuesta a escribir fanfictions cortas de otros libros si me lo pedís y los he leido, estaré en encantada.
Saludos,
Ariadna

Bienvenido/a a nuestro blog: Nosotras a través del tiempo. Lo hemos llamado así porqué a las escritoras del blog nos encanta la trilogía "El amor más allá del tiempo (de Kerstin Gier)". En este blog, encontraréis, más que otra cosa, información sobre estos tres libros (Rubí, Zafiro y Esemeralda). ¡Así que, bienvenidos/as, más que nadie, a los mega-fans de estos libros!
sábado, 30 de agosto de 2014
miércoles, 30 de abril de 2014
martes, 26 de noviembre de 2013
Declaración de Gideon (Zafiro, páginas 336-342)
Hola :)
Lo más importante es que he vuelto... Después de muchísimo. Y lo siento.
Pero traigo una nueva versión de Gideon. Y espero que os guste <3
Lo más importante es que he vuelto... Después de muchísimo. Y lo siento.
Pero traigo una nueva versión de Gideon. Y espero que os guste <3
-¡Vamos!- exclamé divertido.
Era gracioso enfurruñar a Gwendolyn recordándole su
borrachera, aunque yo lo había pasado bastante mal, todo hay que decirlo.
- Me imagino que tendré derecho a tomarte un poco el pelo
con eso. Estabas tan mona ayer por la noche… Mister George creyó que de verdad
te habías dormido de puro agotamiento en la limusina.
-Fueron dos minutos… como mucho…- dijo avergonzada.
Para ser exactos quince, pero me dio igual, estaba
encantadora mientras dormía.
-Supongo que te irías a la cama enseguida.- dije.
-Hum…- me contestó.
No tenía ningunas ganas de responderme y sabía que se estaba
disgustando, pero todo era mejor que hablar de que Charlotte me fregaba los
cacharros… Eso sí que era un tema bochornoso… Y peligroso, teniendo en cuenta
que… bueno, que Gwendolyn podía pensarse algo que no era respecto a mi relación
con Charlotte. Todo el día estaba igual, echándome en cara que si hacía esto o
lo otro con Charlotte, haciéndose daño, pensando que me gustaba Charlotte, y no
era así… A mí me gustaba Gwendolyn. Y quería decírselo, explicarle el porqué de
tantos besos repentinos… No estaba jugando, iba muy enserio… Me paré de
repente, armándome de valor, dispuesto a decirle lo que sentía por ella. Gwen
chocó contra mí, porque yo había frenado muy repentinamente, e instintivamente
contuve la respiración. Tenía miedo.
-Escucha…- murmuré, sintiendo mi inseguridad mientras me
volvía hacia ella.- No quise decírtelo ayer porque pensé que estabas borracha,
pero ahora que vuelves a estar sobria y arisca como siempre…
¡No, no y no, Gideon! Era un comienzo horrible. No puedes
declararte a una chica llamándola arisca, pero ni mucho menos… Tragué saliva y
le acaricié delicadamente la frente… Entonces, en lugar de seguir hablando y
metiendo la pata, la besé, porque al parecer, en lo que respectaba al amor, era
lo único que se me daba bien. Cerré los ojos y moví mis labios con suavidad. Me
sentía en una nube… Aquello era mil veces mejor que… Mil veces mejor que
cualquier otra cosa que existiera sobre la Tierra. Yo, el, supuestamente,
perfecto Gideon de Villiers estaba más enamorado que un tonto…
Cuando me separé de ella, ya no quería declararme… Solo
hablar seriamente. Apoyé un brazo contra la pared, junto a la cabeza de
Gwendolyn y dije muy serio:
-Esto no puede seguir así.
Gwendolyn respiraba entrecortadamente y daba la sensación de
que sus piernas a duras penas la sujetaban.
-Gwen…- empecé de nuevo.
Pero entonces, el sonido de unos pasos resonó en el pasillo
y yo me separé de Gwendolyn instantáneamente, no quería que nadie nos viera…
Una fracción de segundo después, mister George apareció ante nosotros.
-Ah, aquí estáis. Os estábamos esperando. ¿Por qué no lleva
los ojos vendados, Gwendolyn?
-Lo he olvidado completamente. Por favor, hágalo usted mismo
– dije tendiéndole el pañuelo. Quería salir de allí, me estaba agobiando-. Yo…
hum… me adelantaré.
Caminé alejándome de ellos. Necesitaba pensar, aunque fuera
por unos segundos. Quería decirle que la quería y lo iba a hacer. El amor entre
los de Villiers y los Montrose nunca había estado bien visto, pero a mí eso me
importaba un rábano. Sí no querían que me enamorara de Gwendolyn podrían haber
hecho que no fuera tan ingenuamente adorable o yo que sé… Pero que ahora no me
dijeran nada, porque mi opinión respecto a lo que sentía por Gwen no la iba a
cambiar, por nada.
Llegué a sala del cronógrafo, donde nos esperaba mi tío. Lo
saludé y poco después aparecieron mister George y Gwendolyn. Mi tío empezó a
poner en movimiento los engranajes del cronógrafo y con aire distraído le
dedicó a Gwendolyn un cumplido sobre el vestido. En mi opinión, estaba más que
guapa. Estaba perfecta.
-Bien, Gwendolyn, hoy tiene lugar tu conversación con el
conde de Saint Germain- le dijo.- Es por la tarde, un día antes de la soirée.
-Lo sé- dijo, mirándome de reojo. Me gustaría haber sabido
que pensaba en esos instantes.
-No es una misión especialmente difícil- dijo mi tío Falk-.
Gideon te llevará arriba, a sus aposentos, y luego volverá para recogerte.
La miré, tragaba saliva y estaba angustiada. No entendía por
qué razón tenía tanto miedo del conde.
-No tengas miedo- la tranquilicé-. Ayer os entendisteis muy
bien, ¿no? ¿Ya no te acuerdas?- Coloqué mi dedo en el cronógrafo y le sonreí-.
¿Preparada?
-Preparada si tú lo estás.- contestó al mismo tiempo que la
aguja del cronógrafo atravesaba mi dedo y el diamante resplandecía ante mí.
Cuando aterricé todo estaba bastante oscuro. Entonces, un
torbellino rojo hizo aparecer a Gwendolyn. Sonreí en la oscuridad y dije:
-Todo en orden.
-¿Por qué está todo tan oscuro aquí?- protestó.- El conde no
está esperando, ¿no? Podría haber tenido el detalle de encender una vela.
-Es que no sabe exactamente dónde aterrizamos.- contesté.
-¿Por qué no?
Me encogí de hombros y dije:
-Aún no ha preguntado nunca por eso, y tengo la vaga
impresión de que no le gustaría demasiado saber que usamos su querido
laboratorio de alquimia como pista de despegue y de aterrizaje. Ve con cuidad,
está todo lleno de cosas frágiles…
Avanzamos a tientas hasta la puerta. Fuera, en el pasillo,
encendí una antorcha y la arranqué de su soporte. La luz proyectó unas trémulas
sombras en la pared. Gwendolyn se acercó un poco más hacía mí.
-¿Cómo demonios era esa maldita contraseña? Solo para el
caso de que alguien te dé con un palo en la cabeza…
Puse los ojos en blanco y sonreí. Lo cierto es que no se me
ocurría qué diablos podía pintar Gwendolyn en aquel ataque planeado, no la veía
capaz de hacer tan… ¿Malvado?
-“Qui nescit dissimulare nescit regnare.”- le contesté.
-¿Nunca te cansas de saberlo todo?
Reí y dejé la antorcha en su soporte. Ya está, ahora no
pensaba echarme atrás. Se lo iba a decir y punto.
-¿Qué estás haciendo?- me preguntó curiosa.
-Es solo un momento…- dije indeciso.- Es que antes… Mister
George nos ha interrumpido cuando quería decirte algo importante.
Y tanto que importante.
-¿Es por lo que te expliqué ayer en la iglesia? Bueno, puedo
entender que me tomes por loca después de eso, pero tampoco va a ayudarme un
psiquiatra.
Arrugué la frente. ¿Podría algún día mantenerse en silencio?
Parecía que le dieran cuerda.
-¿No podrías mantener la boca cerrada unos segundos, por
favor? Tengo que armarme de valor para hacerte una declaración de amor. No
tengo ninguna práctica en estas cosas.
Ya está, ahora que pensara lo que quisiera.
-¿Cómo dices?
Respiré hondo.
-Me he enamorado de ti, Gwendolyn- dije con seriedad.
Su cara adquirió una expresión alegre.
-¿De verdad?
-Sí, ¡de verdad!- reí, al verla tan feliz.- Ya sé que no
hace ni una semana que nos conocemos, y que al principio te encontré bastante…
infantil, y supongo que también me comporté como una imbécil contigo. Pero es
que eres terriblemente complicada, uno nunca sabe que será lo próximo que
harás, y en algunas cosas eres espantosamente… ejem… torpe. A veces,
sencillamente me vienen ganas de sacudirte.
-Vale, la verdad es que se nota que no tienes ninguna
práctica en declararte.- dijo.
Pero yo la ignoré y seguí, ahora que al fin me había soltado
iba a llegar hasta el final:
-Pero luego vuelves a ser tan divertida e inteligente y tan
indescriptiblemente dulce. Y lo peor es que basta que estés conmigo en la misma
habitación para que enseguida tenga la necesidad de tocarte y de besarte…
-Sí, eso es realmente terrible.- susurró.
Y entonces, todas mis ganas de besarla se desataron.
Le saqué la aguja del sombrero, que le quedaba… espantoso,
lo lancé lejos y la atraje hacia mí para besarla.
Unos tres minutos después, se apoyó contra el muro, sin
aliento, casi jadeando.
-Eh, Gwendolyn, no tienes más que respirar normalmente,
aspira y espira.- dije divertido.
Me dio un empujoncito en el pecho,
-¡Para ya! Es insoportable lo creído que eres…
-Lo siento. Solo es que… es una sensación tan fantástica
saber que por mí te olvidas de respirar…- Volví a coger la antorcha del
soporte. Estaba eufórico. Era perfecto. Mi yo dulce había salido a la luz, una
nueva faceta de Gideon, que ni yo mismo conocía, y que solo iba a ser para
Gwendolyn. – Vamos, ven conmigo. Seguro que el conde ya está esperando.
-Es curioso, pero ahora mismo estoy pensando que volveré a
disfrutar de verdad de estas aburridas veladas para elapsar al año 1953.-
dije.- Sol tú, la prima Sofá y yo…
Nuestros pasos resonaban en los largos corredores. Me sentía
mejor tras haberle confesado a Gwen que me gustaba, aunque seguía un poco
inseguro, porque ella aún no me había dicho nada sobre sus sentimientos.
-Si yo cogiera la antorcha, tú podrías desenvainar la
espada- propuso-. Solo por precaución. De hecho, ¿en qué año exactamente
recibiste el golpe en la cabeza?
¿Y eso qué diablos tenía que ver ahora?
-Acabo de darme cuenta de que yo te he hecho una declaración
de amor, pero tú a mí no.- dije dudoso.
-¿No lo he hecho?
-En todo caso, no con palabras. Y no estoy muy seguro de que
eso cuente. ¡Chissst!
Esto último lo dije porque acababa de ver una rata y sabía
que Gwendolyn gritaría. Pero me ignoró y profirió un chillido. La rata nos miró
fijamente con sus inquietantes ojos rojos y Gwendolyn preguntó, aferrándose a
mi mano:
-¿Estamos vacunados contra la peste?
martes, 2 de abril de 2013
VERSIONES GIDEON
Hola a todo el mundo :)
Bueno, cuando leáis esto a lo mejor me matáis. Pero resulta que apunté todas las versiones que tenía que hacer en una libreta y la he perdido. Así que, si no os importa, me repetís vuestras peticiones en los comentarios, ¿vale?
Muchos, muchos besitos :)
Bueno, cuando leáis esto a lo mejor me matáis. Pero resulta que apunté todas las versiones que tenía que hacer en una libreta y la he perdido. Así que, si no os importa, me repetís vuestras peticiones en los comentarios, ¿vale?
Muchos, muchos besitos :)
sábado, 9 de marzo de 2013
Faster (BSO de Rubí)
Hola :)
Aquí os dejo "Faster", la canción de la banda sonora de Rubí, cantada por Sofi de la Torre. Ya que forma parte del rodaje, es la primera española en ver la película, y comenta en una entrevista con Juvenil Romántica (*) que cree que nos encantará, es una buenísima adaptación y que los actores han hecho un trabajo increíble.
En su videoclip, además, salen algunas escenas de la película :D
Tiene una voz increíble, ¡me encanta! ¿A vosotras que os parece?
Besos,
Clara.
(*) Aquí tenéis la entrevista, habla sobre su música y también sobre su experiencia en el rodaje de Rubí :)
Aquí os dejo "Faster", la canción de la banda sonora de Rubí, cantada por Sofi de la Torre. Ya que forma parte del rodaje, es la primera española en ver la película, y comenta en una entrevista con Juvenil Romántica (*) que cree que nos encantará, es una buenísima adaptación y que los actores han hecho un trabajo increíble.
En su videoclip, además, salen algunas escenas de la película :D
Tiene una voz increíble, ¡me encanta! ¿A vosotras que os parece?
Besos,
Clara.
(*) Aquí tenéis la entrevista, habla sobre su música y también sobre su experiencia en el rodaje de Rubí :)
sábado, 26 de enero de 2013
¡Nuevos carteles de la película! (+ versión rusa)
¡Hola chicas! :) ¿Qué tal estáis? ¿Ansiosas por ver la película?
Gracias al blog Juvenil Romántica, aquí tenéis los nuevos carteles de la película. ¡Son geniales!
Estos me encantan:
Y este es el póster oficial de la versión rusa de la película, se ve muy bonito :)
Gracias al blog Juvenil Romántica, aquí tenéis los nuevos carteles de la película. ¡Son geniales!
Estos me encantan:
viernes, 21 de diciembre de 2012
Nueva versión Gideon. (Zafiro, páginas 336- 342)
Bueno, ya tengo otra versión Gideon :3 Esta es la declaración de Gideon. Os la declaro a vosotras chicas, que sois un cielo. Aunque en especial a Lokura, porque me la pidió ella :) Espero que os guste.
-¡Vamos!- exclamé divertido. Era gracioso enfurruñar a
Gwendolyn recordándole su borrachera, aunque yo lo había pasado bastante mal,
todo hay que decirlo.- Me imagino que tendré derecho a tomarte un poco el pelo
con eso. Estabas tan mona ayer por la noche… Mister George creyó que de verdad
te habías dormido de puro agotamiento en la limusina.
-Fueron dos minutos… como mucho…- dijo avergonzada.
Para ser exactos quince, pero me dio igual, estaba
encantadora mientras dormía.
-Supongo que te irías a la cama enseguida.- dije.
-Hum…- me contestó.
No tenía ningunas ganas de responderme y sabía que se estaba
disgustando, pero todo era mejor que hablar de que Charlotte me fregaba los
cacharros… Eso sí que era un tema bochornoso… Y peligroso, teniendo en cuenta
que… bueno, que Gwendolyn podía pensarse algo que no era respecto a mi relación
con Charlotte. Todo el día estaba igual, echándome en cara que si hacía esto o
lo otro con Charlotte, haciéndose daño, pensando que me gustaba Charlotte, y no
era así… A mí me gustaba Gwendolyn. Y quería decírselo, explicarle el porqué de
tantos besos repentinos… No estaba jugando, iba muy enserio… Me paré de
repente, armándome de valor, dispuesto a decirle lo que sentía por ella. Gwen
chocó contra mí, porque yo había frenado muy repentinamente, e instintivamente
contuve la respiración. Tenía miedo.
-Escucha…- murmuré, sintiendo mi inseguridad mientras me
volvía hacia ella.- No quise decírtelo ayer porque pensé que estabas borracha,
pero ahora que vuelves a estar sobria y arisca como siempre…
¡No, no y no, Gideon! Era un comienzo horrible. No puedes
declararte a una chica llamándola arisca, pero ni mucho menos… Tragué saliva y
le acaricié delicadamente la frente… Entonces, en lugar de seguir hablando y
metiendo la pata, la besé, porque al parecer, en lo que respectaba al amor, era
lo único que se me daba bien. Cerré los ojos y moví mis labios con suavidad. Me
sentía en una nube… Aquello era mil veces mejor que… Mil veces mejor que
cualquier otra cosa que existiera sobre la Tierra. Yo, el, supuestamente,
perfecto Gideon de Villiers estaba más enamorado que un tonto…
Cuando me separé de ella, ya no quería declararme… Solo
hablar seriamente. Apoyé un brazo contra la pared, junto a la cabeza de
Gwendolyn y dije muy serio:
-Esto no puede seguir así.
Gwendolyn respiraba entrecortadamente y daba la sensación de
que sus piernas a duras penas la sujetaban.
-Gwen…- empecé de nuevo.
Pero entonces, el sonido de unos pasos resonó en el pasillo
y yo me separé de Gwendolyn instantáneamente, no quería que nadie nos viera…
Una fracción de segundo después, mister George apareció ante nosotros.
-Ah, aquí estáis. Os estábamos esperando. ¿Por qué no lleva
los ojos vendados, Gwendolyn?
-Lo he olvidado completamente. Por favor, hágalo usted mismo
– dije tendiéndole el pañuelo. Quería salir de allí, me estaba agobiando-. Yo…
hum… me adelantaré.
Caminé alejándome de ellos. Necesitaba pensar, aunque fuera
por unos segundos. Quería decirle que la quería y lo iba a hacer. El amor entre
los de Villiers y los Montrose nunca había estado bien visto, pero a mí eso me
importaba un rábano. Sí no querían que me enamorara de Gwendolyn podrían haber
hecho que no fuera tan ingenuamente adorable o yo que sé… Pero que ahora no me
dijeran nada, porque mi opinión respecto a lo que sentía por Gwen no la iba a
cambiar, por nada.
Llegué a sala del cronógrafo, donde nos esperaba mi tío. Lo
saludé y poco después aparecieron mister George y Gwendolyn. Mi tío empezó a
poner en movimiento los engranajes del cronógrafo y con aire distraído le
dedicó a Gwendolyn un cumplido sobre el vestido. En mi opinión, estaba más que
guapa. Estaba perfecta.
-Bien, Gwendolyn, hoy tiene lugar tu conversación con el
conde de Saint Germain- le dijo.- Es por la tarde, un día antes de la soirée.
-Lo sé- dijo, mirándome de reojo. Me gustaría haber sabido
que pensaba en esos instantes.
-No es una misión especialmente difícil- dijo mi tío Falk-.
Gideon te llevará arriba, a sus aposentos, y luego volverá para recogerte.
La miré, tragaba saliva y estaba angustiada. No entendía por
qué razón tenía tanto miedo del conde.
-No tengas miedo- la tranquilicé-. Ayer os entendisteis muy
bien, ¿no? ¿Ya no te acuerdas?- Coloqué mi dedo en el cronógrafo y le sonreí-.
¿Preparada?
-Preparada si tú lo estás.- contestó al mismo tiempo que la
aguja del cronógrafo atravesaba mi dedo y el diamante resplandecía ante mí.
Cuando aterricé todo estaba bastante oscuro. Entonces, un
torbellino rojo hizo aparecer a Gwendolyn. Sonreí en la oscuridad y dije:
-Todo en orden.
-¿Por qué está todo tan oscuro aquí?- protestó.- El conde no
está esperando, ¿no? Podría haber tenido el detalle de encender una vela.
-Es que no sabe exactamente dónde aterrizamos.- contesté.
-¿Por qué no?
Me encogí de hombros y dije:
-Aún no ha preguntado nunca por eso, y tengo la vaga
impresión de que no le gustaría demasiado saber que usamos su querido
laboratorio de alquimia como pista de despegue y de aterrizaje. Ve con cuidad,
está todo lleno de cosas frágiles…
Avanzamos a tientas hasta la puerta. Fuera, en el pasillo,
encendí una antorcha y la arranqué de su soporte. La luz proyectó unas trémulas
sombras en la pared. Gwendolyn se acercó un poco más hacía mí.
-¿Cómo demonios era esa maldita contraseña? Solo para el
caso de que alguien te dé con un palo en la cabeza…
Puse los ojos en blanco y sonreí. Lo cierto es que no se me
ocurría qué diablos podía pintar Gwendolyn en aquel ataque planeado, no la veía
capaz de hacer tan… ¿Malvado?
-“Qui nescit dissimulare nescit regnare.”- le contesté.
-¿Nunca te cansas de saberlo todo?
Reí y dejé la antorcha en su soporte. Ya está, ahora no
pensaba echarme atrás. Se lo iba a decir y punto.
-¿Qué estás haciendo?- me preguntó curiosa.
-Es solo un momento…- dije indeciso.- Es que antes… Mister
George nos ha interrumpido cuando quería decirte algo importante.
Y tanto que importante.
-¿Es por lo que te expliqué ayer en la iglesia? Bueno, puedo
entender que me tomes por loca después de eso, pero tampoco va a ayudarme un
psiquiatra.
Arrugué la frente. ¿Podría algún día mantenerse en silencio?
Parecía que le dieran cuerda.
-¿No podrías mantener la boca cerrada unos segundos, por
favor? Tengo que armarme de valor para hacerte una declaración de amor. No
tengo ninguna práctica en estas cosas.
Ya está, ahora que pensara lo que quisiera.
-¿Cómo dices?
Respiré hondo.
-Me he enamorado de ti, Gwendolyn- dije con seriedad.
Su cara adquirió una expresión alegre.
-¿De verdad?
-Sí, ¡de verdad!- reí, al verla tan feliz.- Ya sé que no
hace ni una semana que nos conocemos, y que al principio te encontré bastante…
infantil, y supongo que también me comporté como una imbécil contigo. Pero es
que eres terriblemente complicada, uno nunca sabe que será lo próximo que
harás, y en algunas cosas eres espantosamente… ejem… torpe. A veces,
sencillamente me vienen ganas de sacudirte.
-Vale, la verdad es que se nota que no tienes ninguna
práctica en declararte.- dijo.
Pero yo la ignoré y seguí, ahora que al fin me había soltado
iba a llegar hasta el final:
-Pero luego vuelves a ser tan divertida e inteligente y tan
indescriptiblemente dulce. Y lo peor es que basta que estés conmigo en la misma
habitación para que enseguida tenga la necesidad de tocarte y de besarte…
-Sí, eso es realmente terrible.- susurró.
Y entonces, todas mis ganas de besarla se desataron.
Le saqué la aguja del sombrero, que le quedaba… espantoso,
lo lancé lejos y la atraje hacia mí para besarla.
Unos tres minutos después, se apoyó contra el muro, sin
aliento, casi jadeando.
-Eh, Gwendolyn, no tienes más que respirar normalmente,
aspira y espira.- dije divertido.
Me dio un empujoncito en el pecho,
-¡Para ya! Es insoportable lo creído que eres…
-Lo siento. Solo es que… es una sensación tan fantástica
saber que por mí te olvidas de respirar…- Volví a coger la antorcha del
soporte. Estaba eufórico. Era perfecto. Mi yo dulce había salido a la luz, una
nueva faceta de Gideon, que ni yo mismo conocía, y que solo iba a ser para
Gwendolyn. – Vamos, ven conmigo. Seguro que el conde ya está esperando.
-Es curioso, pero ahora mismo estoy pensando que volveré a
disfrutar de verdad de estas aburridas veladas para elapsar al año 1953.-
dije.- Sol tú, la prima Sofá y yo…
Nuestros pasos resonaban en los largos corredores. Me sentía
mejor tras haberle confesado a Gwen que me gustaba, aunque seguía un poco
inseguro, porque ella aún no me había dicho nada sobre sus sentimientos.
-Si yo cogiera la antorcha, tú podrías desenvainar la
espada- propuso-. Solo por precaución. De hecho, ¿en qué año exactamente
recibiste el golpe en la cabeza?
¿Y eso qué diablos tenía que ver ahora?
-Acabo de darme cuenta de que yo te he hecho una declaración
de amor, pero tú a mí no.- dije dudoso.
-¿No lo he hecho?
-En todo caso, no con palabras. Y no estoy muy seguro de que
eso cuente. ¡Chissst!
Esto último lo dije porque acababa de ver una rata y sabía
que Gwendolyn gritaría. Pero me ignoró y profirió un chillido. La rata nos miró
fijamente con sus inquietantes ojos rojos y Gwendolyn preguntó, aferrándose a
mi mano:
-¿Estamos vacunados contra la peste?
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